Por fin el final de este relato (como se puede alargar tanto una historia tan mala?):
“Como contaba anteriormente, la defensa no siempre era algo sencillo. Donde está la salsa de la vida si no? Esta es la historia de una ciudad abandonada a su suerte por el gobierno central. Una ciudad no precisamente boyante, bajo el asedio de los moradores de la tundra. Bajo expectativas de aniquilación total, el gobierno central no quiso prestar un apoyo directo a esta pobre gente. 'Las cosas no están para tirar cohetes. Que se busquen la vida oye'. El gobierno solo les apoyaría económicamente, según su desempeño en el campo de batalla a lo largo de los días. Solo si conseguían demostrar que eran capaces de resistir efectivamente el ataque, el gobierno enviaría refuerzos para erradicar al enemigo. En caso contrario, 'fue un placer caballeros. Mueran ustedes a gusto'. Solo el buen hacer de un dirigente con cabeza podrá plantar cara a esta invasión. Tendrá que planear su estrategia y aguantar unas semanitas de estrés pero eh, seguro que luego le plantan una estatua o le ponen un pisito en la zona mas molona de la ciudad.”